Convocatoria de Maga de Qamar desde su blog » La trastienda del Pecado» .
El próximo sábado se celebra el 123 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca y para festejarlo, Maga Qamar nos ha retado a componer un texto partiendo de dos fragmentos de la obra del poeta. Los debemos de escoger de dos bloques de citas que ella nos ha propuesto. No ha sido tarea fácil romper el duende para meterme en la piel y en la escritura de alguien tan especial y genial como el poeta granadino. Que su duende me perdone por mi burda intromisión.
De los bloques de fragmentos he cogido dos de mis favoritos: el primero el de la Gacela de la huida y el segundo de Yerma. A mi pequeño Frankenstein de 349 palabras lo he titulado «Yerma reload».
YERMA RELOAD
Me he perdido muchas veces por el mar para sobrellevar la espera y estos días interminables . Pero la sal y las olas no terminan de borrar de mi vientre las rosas de la heparina. Veintiocho lunas bastan para devolverme a esta playa de sangre con la boca llena de amor y de agonía. Porque una cosa es querer con la cabeza y otra cosa es que el cuerpo, maldito sea el cuerpo, no nos responda.
En alta mar, con el oído lleno de flores recién cortadas, quiso ahogarse mi niña oscura, por eso vuelvo, una vez más, a esta playa azul de agonía, traigo las manos marchitas, pero yo ya no soy yo, y mi niña no es mi niña.
Ya sé, son otros versos, otras romerías, pero no, yo tampoco soy tu casada infiel, aunque eso ya no importa, deseé con todo mi corazón carne de su carne y no un costurero grande de raso pajizo. Esperando, veintiocho lunas y trecientos sesenta y cinco versos, me he perdido tantas veces por el mar y por aquellas aguas de esperanza dulce, como me pierdo en el corazón de algunos poetas. Le cantaba al amor, le reía a la vida, le lloraba a la espera, porque quise tener una hija que, como Godot, nunca llegó. Pocas personas me entendieron entonces. Es posible que hasta me volviera loca por un tiempo, cuando llegó el momento de abrir mis manos y dejar que se fuera todo, hasta la vanidad.
Ahora, definitivamente yerma, ¿o lo escribo con mayúscula?, porque me llamaste Yerma, no porque tú me vieras así sino porque era así como nos veían, como jardines tristes sin flores. Pero mira cómo cambia la vida, así que tú no vayas a sufrir por mí, palomica mía, que ya bastante daño nos causaron. Ea, ea, mi niña ea, que seca me siento muy bien, ahora toda la desesperanza es mía, como mio es el día con todas sus flores y todas sus alegrías, porque está escrito, y no me voy a poner a luchar a brazo partido con los mares.