Regina Clámor por Darío Bravo. Sacada de El Demiurgo
Esta semana, nuestro anfitrión es El Demiurgo de Hurlingham y nos propone terminar con Regina Clámor uno de los personajes de su Mara Verso. Todos los detalles del tema los encontraréis aquí.
Como siempre, ha sido una diversión reducir el relato a 350 palabras. Espero que esto no sea un problema para su comprensión.
Y aquí podréis encontrar todos los enlaces a todas las participaciones.
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LA DAMA DEL BOSQUE
Aquella tarde había vuelto del rodaje hecha bicarbonato; el spin off de The Collector estaba resultando un bodrio agotador así que Regina se echó una pequeña siesta. Fueron solo unos minutos pero se levantó descansada y dispuesta para ir a bailar a La Cortada. Había quedado allí con el Demiurgo, decidida como estaba de abandonar ese mundo de terror y violencia en el que la tenía fatídicamente enrolada. Se puso su vestido más sexy, uno de seda en corte sirena, de color blanco roto, largo y con la espalda al aire, perfecto para la ocasión; le acariciaba y ceñía el cuerpo justo lo necesario, abriéndose por delante en un vaporoso volante.
Cuando llegó al local el Demiurgo aún no había llegado así que decidió tomarse un prosecco mientras lo esperaba. No había terminado la copa cuando se le acercó un moreno que sin más, tomándola de la mano, la arrastró hacia la pista. No pudo resistirse, se entregó a su baile; era tan guapo y se movía con tal precisión y gracia que el cuerpo dejó de responderle. De pronto, olvidada de sí misma, justo cuando sonaba Por una cabeza, cayó en la cuenta de que aquello volvía a ser una trampa del Demiurgo, un sueño que sin duda terminaría en pesadilla. Tengo que hacer algo ¿pero qué?, ¿cómo escapar de las garras de mi creador? Seguramente ya estará diseñando mis pensamientos. Fue entonces cuando, en pleno baile, el moreno la atrajo hacia así y comenzó a besarle de una manera extraña en la mejilla. ¡No podía creerlo!, ¡era Lestrade!, el beso se convirtió en un mordisco brutal en busca del hueso malar, estaban en el bosque, junto a un riachuelo, quiso liberarse pero ¡traidor! el dolor es tan intenso que creo desmaya…
Suena el despertador, son las siete, como de costumbre desactiva la alarma y enciende la lamparilla. Toma el manuscrito y el lápiz que tiene sobre la mesita, lo abre y anota algo en un margen, lo vuelve a cerrar: “Mis días con El Demiurgo…”, salta de la cama, ¡aaaauuuch! casi me caigo, se agacha, es el llavero…
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Por una Cabeza -Carlos Gardel y escenas de la película Easy Virtue