Este jueves un relato: «Rastros de una existencia» (11.01.2024)

Imagen Neogeminis

Esta semana dirige la Convocatoria Juevera Neo, que nos propone dejar volar la imaginación a partir de alguna de las imágenes que nos da a escoger. Me ha llamado la atención la imagen con la escalera de peldaños desgastados. El tema va de eso, del desgaste que provoca el paso del tiempo. Pero si queréis saber más al respecto no tenéis mas que ir a allí.

350 palabras

Los enlaces a los textos de todos los participantes los encontraréis en Neogeminis.

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Imagen 7

Fue mi abuelo quien construyó esta casa. Un hombre valiente pues la gran crisis financiera mundial y los enredos políticos de la República de Weimar no fueron obstáculo para él a la hora de embarcarse en la empresa de construir. Porque sí, cuando todo parecía ser destrucción, mi abuelo Otto se arriesgó a ir a contracorriente y levantó no solo la vivienda familiar a la que pertenece esta escalera que veis sino también, en su planta baja el salón de té, cafetería y confitería Wölfenbüttel, negocio que estuvo en manos de mi familia durante décadas. Mi abuelo nació en Stuttgart en 1905 y fue durante los felices años veinte, con los mejores pasteleros de Viena, Berlín y Niza, que aprendió el arte de hacer pasteles. Tuvo la suerte de culminar su estudio y hacer su maestría con el mejor confitero de su tiempo, el famoso B. Lambert, una eminencia de la dulzura, él fue quien finalmente le enseñó que el arte de la confitería y pastelería solo se alcanza con la belleza, la autenticidad y el uso de los mejores ingredientes.

Cuando murió fueron mis padres los que siguieron con el negocio. A las primeras dificultades, porque tuvieron que endeudarse para poder saldar al resto de los herederos, le siguieron tiempos de auge económico. ¿Recuerdan la primera crisis del petróleo? Fue entonces que decretaron aquellos domingos libres de coches y a mi madre se le ocurrió la idea de ampliar el negocio haciendo del jardín trasero de la casa una terraza, con tanto éxito que se convirtió en sitio predilecto de estudiantes y enamorados. Entre rosas y juegos de aguas se hacía bebible hasta la propia amargura y no pocos suspiros y besos fueron allí las mejores guindas de toda clase de deleites.

Recuerdos de la infancia que me vienen a la memoria, ahora frente a la vieja escalera, la misma que lleva por el portal al jardín de invierno, hoy mustio y abandonado, se acabaron los cafés y las tartas, se acabaron las tardes de risas con chocolate, el olvido desgastó el alma y la dulzura de esta casa.

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In einer kleinen Konditorei (1929) -Música: Fred Raymond / Letra: Ernst Neubach / Intérprete: Georg Kober

Este jueves un relato: «Los Reyes Magos»[5 de enero / 2024]

Hace ya casi un siglo, sentido al menos, que no participo en el Relato de los jueves pero al leer ayer el tema que nos propone la maravillosa Campirela en seguida me vino a la memoria alguna experiencia de la infancia y no me he podido resistir de participar, muy contenta además de unirme. Toda la información sobre el tema la podréis leer en su blog.

Como de costumbre me he limitado en las dimensiones al reglamento; me encanta destilar recuerdos hasta conseguir ese licor «350Palabras».

La lista con todos los enlaces a los relatos participantes la encontraréis pinchando aquí.

¡Felices Reyes Magos!

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Baltasar

Era una monilla de feria cuando lo vi por primera vez, justo al salir de la casa de la vecina. Me habían llevado allí porque les hacía mucha gracia escucharme hablar en lengua de trapo. “Pompolones” o “supitorio” eran palabras que siempre despertaban las carcajadas, luego me regalaban chucherías y yo, que apenas tenía dientes, tan contenta. Allí estaba mi Rey en la puerta, larguirucho, con una capa con apliques plateados y un turbante. Se presentó como Baltarsar y llevaba un cubo de cinc en la mano.  Se agachó para regalarme una mandarina, era el hijo de la vecina; lo reconocí al mirarle a sus ojos sonrientes, enmarcados en aquella cara extrañamente sonriente y churretosa. Entonces ya supe del teatro de los Magos de Oriente. Por eso no fue ningún trauma para mí cuando mis padres nos dijeron que eran ellos sus «Divinas Majestades» y que no podían satisfacer todos nuestros deseos porque la economía no daba para tantos extras; que eramos como todos los niños, ni malos, ni buenos. Mis padres prefirieron ser honestos y evitarnos desilusiones, también, para nuestra corta edad, semejantes dudas existenciales.

Sin embargo, un año ocurrió algo que aún hoy me parece verdaderamente maravilloso. Llegó la noche del cinco de enero y a la vuelta de la Cabalgata de los Reyes todos nos fuimos contentos  a dormir. Mi cama estaba justo enfrente de la puerta que daba al salón, abierta, justo enfrente también del lugar en el mueble donde mis padres habían escondido los regalos. Me desperté en mitad de la noche y todo estaba oscuro y silencioso. De pronto escuché dos tiros con chispas de petardo, inmediatamente salté de la cama corriendo en busca de la pistola que recibiría mi hermano, ¡alguien la habría cogido! Tardé nada, veloz abrí  la puerta del mueble pero allí estaba todo, también el arma, ¡nadie la había tocado! Tampoco el trozo de carbón dulce que a mí me había echado Baltasar. Comprendí entonces que los Reyes Magos sí existen.  Con el corazón lleno de asombro y de magia volví a la cama y al mundo de los sueños.

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Serrat – Esos locos bajitos

«Peldaños» de Hermann Hesse

Peldaños

«En cada comienzo anida un embrujo / que nos protege y que nos ayuda a vivir.« Estos dos versos pertenecen a un poema de Hermann Hesse de los llamados filosóficos titulado «Stufen» (Peldaños) , aunque originariamente lo tituló «Transcendieren» (Transcender). ¡Qué rápido se me pasó este año pasado! Ayer, por eso y porque estamos ahora al comienzo del nuevo año, que recordé este poema de H. Hesse, aunque más que subir peldaños, este año pasado, me pareció que los bajase, de dos en dos, en algunos momentos, por la rapidez, creo incluso hasta haber bajado deslizándome por la barandilla de la escalera. Pero aquí estamos, quiero decir estoy, o estamos, sí, ya en el descansillo del nuevo comienzo, muy tranquila, con el corazón abierto y un par de proyectos en el bolsillo que me hacen mirar este nuevo año 2024 con ilusión, dispuesta a seguir aprendiendo a bajar o subir peldaños, además, si lo encuentro, desearía hacerlo por el camino del medio, todo sea por cultivarlos y que sigan floreciendo, que sane y florezca con ellos también el corazón, ¡ojalá!

Aquí abajo, además del poema traducido, dejo traducida también una cita de Nietzsche a la que, según nos sugieren en Wikipedia, parece hacer referencia implícita el poema. Me ha parecido interesante por eso os la comparto. Además añadiría que Nietzsche también, cuando habla de «la libertad de la razón«, hace a su vez un guiño a mi estimado Kant, concretamente a lo que él llama Praktische Freiheit (libertad práctica). En fin, que me fascinan todos estos entresijos, la gran telaraña de la «intertextualidad», de ahí que me vaya por las ramas y pierda un poquito hasta el hilo … o me pierda en estos detalles.

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Jorge Drexler – La Guerrilla de la Concordia

¡Salud y alegría de vivir para el 2024!

No quiero finalizar este año sin desearos, además de «paz y un 2024 muy cariñoso«, mucho amor, mucha salud y mucha alegría y libertad para vivir y disfrutar el que viene, y no se me ha ocurrido nada mejor para hacerlo, que compartiros este último poema que escribí hace unos días, deseosa, entusiasmada y atrevida, además de muy agradecida e inspirada como estaba por unas clases magistrales a las que tuve la buena suerte de asistir este último mes de diciembre, impartidas por Lola Josa, catedrática del Renacimiento y el Barroco, experta y apasionada de la mística de San Juan de la Cruz, horas felices de mística y filología, discúlpenme el babeo. Este año he tenido mucha fortuna; muchas buenas maestras y buenos maestros, sirva ella aquí como ejemplo.

En fin, que estoy «erotizada» y muy agradecida por todo lo que he podido vivir y compartir, por todo el amor recibido este año 2023. Deseosa de poder seguir unida y compartiendo, gracias por todo lo vivido, gracias por leerme, por comentar, por vuestro tiempo, por toda vuestra dedicación y esmero. Me siento muy afortunada.

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La Danza de las Libélulas – Manuel García y Mon Laferte

¡Nochebuena de los felices!

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Estábamos en un bar enfrente del Hospital Clínico a la hora de los desayunos, el ambiente era un puro bramido del que de vez en cuando se escapaban alguna carcajada, el estampido de alguna bandeja con vasos o el bufido de uno de los camareros demandando un zumo. Olor a naranjas café y tostadas, y todo un carnaval de personas hablando, comiendo, bebiendo, festejando alegremente el trajín de la vida. En medio de aquella vorágine, como si estuviéramos fuera del tiempo y de la vida nos encontrábamos nosotros, mirándonos a los ojos, perdidos en uno de esos lugares profundos del ser donde solo se siente la pena. Abrir la mano y tener que enfrentarte a la posibilidad de dejar ir por amor es una de las lecciones más dolorosas que he tenido que aprender en esta vida. Dejar de luchar, de afanarme, de pedir, de exigir fortaleza al otro nunca fue tarea fácil para mí. Aceptar que quizás la persona que amas y por la que crees que hasta darías tu vida no puede más, o no quiere es duro, muy doloroso. «Te deseo lo mejor» pero lo mejor no siempre es lo que creemos mejor para nosotros. Porque llega un punto en el que no quieres más sufrimiento, ni para la persona amada ni para ti misma, de ahí la culpa. Abrir la mano para dejar ir es doloroso doblemente; duele la renuncia pero también la apertura de la consciencia a la cesión de control y al propio sentimiento de culpa. Una culpa que comienza a abrirse en la conciencia primero como algo difuso para terminar tomando pleno cuerpo en el dolor. No sé si habíamos alcanzado ya ese estado de desnudez emocional en el que el miedo se convierte en aceptación de la realidad y la rabia se transforma entonces en pura tristeza, el caso es que allí estábamos sin quejarnos de que el mundo siguiese girando con todo y a pesar de todo, de que la vida se celebrase así misma ruidosa, risueña, salvaje y dicharachera. Mirándome en él, en ese puente que forma el espejo que eramos entonces nosotros, en contraste con aquel mundo chirriante que nos rodeaba comprendí que hay un tiempo para todo, para bailar, para llorar, para reír, para soñar, para construir, un tiempo para ganar, para perder, para festejar, para dejar ir, un tiempo para todo, hasta para morir y cada uno de nosotros tiene su tiempo y sus des-tiempos. Y era por eso que, aunque nosotros estábamos allí sumergidos en nuestro pesar, no me molestaban todos aquellos gestos de desmesura, de alegría, de fiesta.

Esta mañana recordaba aquella escena; se me quedó grabada en el corazón, en la consciencia, la recuperaba a este tiempo, para mí, ahora, tranquilo, sin verdaderas preocupaciones existenciales. No, no soy masoquista, no encuentro ningún placer en sufrir pero recordaba aquello agradecida porque a pesar de que la vida en aquel momento nos golpeó fuerte, aún así, visto ahora a la retrospectiva, reconozco que a pesar de todo nos encontrábamos en una situación de privilegio. A mi sobrina que había muerto casi recién nacida unos meses antes no le faltaron ni médicos, ni amor, ni cuidados, aunque al final muriese a consecuencia de una operación fallida, o quizás todo comenzó antes con el descuido de una comadrona. Somos humanos y nos equivocamos, también los médicos y las comadronas. Siempre lo he dicho, a pesar de todos los adelantos, a mí la vida me parece un milagro es por eso que tengo cierta afición a la alegría, a la fiesta. Con mi hermana, la Copito, la benjamina, a la que todos tanto queríamos, que acababa de ser intervenida de un aneurisma de la aorta ascendente, aun a sabiendas que su esperanza de vida no era precisamente esperanzadora, sin embargo, con ella tampoco habían escatimado ni en costes ni en  capital humano para sacarla adelante; le habían colocado una endoprótesis muy costosa que tuvo que ser hecha en los Estados Unidos. ¡Bendita Seguridad Social! Ocho o nueve horas de operación, el médico anestesista salió dando tumbos del cansancio. Tuvo los mejores profesionales y una endoprótesis en la aorta que le permitió vivir un año más y no diez como el mismo anestesista nos comunicó con preocupación y tristeza a mi hermana, a mi cuñado y a mí la noche antes de la operación. ¿A caso se le puede poner precio a la vida de un ser querido? Un año de amor que podrían haber sido diez.

¿Y por qué escribo y cuento todas estas cosas, ahora, en estos tiempos que no son precisamente para recordar penas sino para celebrar el nacimiento, la esperanza, la vida? No, no estoy para nada triste, todo lo contrario, a pesar del horror que también se vive en el mundo en forma de guerras, hambre, enfermedades, injusticias, violencia, intento que todo eso no me aflija, o que la menos no me imposibilite para vivir mis tiempos. Solo quería recordar que sí, que claro, cada uno tiene su tiempo pero que también hay diferencias; nosotros fuimos, somos unos privilegiados y por eso, por agradecimiento, me gusta apoyar a organizaciones que se ocupan de ayudar a personas en otros lugares del mundo cuyas familias no tienen la fortuna que nosotros tuvimos, la que, por vivir donde vivimos, tenemos.

Sophia hace ahora todo con alegría.

Sophia es una niña que vive en Uganda, con nuestra ayuda se le han podido operar los ojos y ahora puede ver, e ir al colegio, jugar con otros niños, su madre también por fin puede trabajar y contribuir a mejorar la economía familiar porque ya no tiene que estar todo el día cuidando a su pequeña. Como Sophia hay muchas niñas y niños a los que con tan solo 125 euros se les puede devolver la luz a los ojos y con ello la esperanza de una vida mejor. Nada milagroso y sin embargo es un milagro que con tan poco podamos hacer tanto. Operaciones de ojos, de piernas, prótesis, …  

El hambre devora la infancia

clama otra organización con la que colaboro, las bombas son las semillas del hambre y qué razón tienen, yo añadiría también que son además las semillas del odio y de más bombas. Ayudar se puede ayudar casi siempre; en realidad, nos estamos ayudando a nosotros mismos, hay organizaciones para todas las sensibilidades, por ejemplo se puede también colaborar con organismos no gubernamentales que luchan contra el abuso y la esclavitud infantil.

Para mí, mis hijos, mis nietos, mis niños, mis mayores son los de todo el mundo, y no cuento todo esto para vanagloriarme, ni mucho menos, gracias a dios no lo necesito. Solo quería animaros a que colaboréis en lo que podáis para mejorar vuestro mundo, a que no os deis por vencidos, haciendo poco se puede hacer mucho. Yo aprendí a a abrir la mano y dejar ir pero también a abrirla para contribuir a aliviar el sufrimiento real y concreto de niños, niñas, mayores, adultos … todo el año pero más aún en estas fechas en las que se nos ensancha el corazón y el alma con esperanza, con deseos de paz y amor para el mundo. ¡Es tiempo de regalos y milagros!, ¡nunca dejéis de creer en ellos!

¡Os deseo unas felices fiestas y un pacífico y cariñoso 2024!

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Childhood – Armand Amar, Isabel Sörling & The City of Prague Philharmonic

«Panorama astral»

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Este año, sin embargo, octubre nos sorprendió sin romanticimos, sin choques de paraguas, sin nubes, sin languideces. Llegó, seco y tronando furia, con un ánimo al rojo vivo y una sombra bastante alargada, pleno de odio, bombas de calor y aires acondicionados para la guerra.

Luna nueva y eclipse anular del astro Ego.

¡No desesperen! la segunda quincena de octubre promete calabazas y nubarrones.

El ombligo de Sun Zi, anillo de fuego, se conjura con Marte y Hades, por su parte, se cuadra de nuevo para secuestrar (no solo a la joven y hermosa Kore). Sin Yin y mucho Yang, algunos hombres ponen a girar las esferas y en la Tierra ruedan cabezas a izquierdas y derechas. Mientras tanto, a la hora de las sombras y la sangre, de sus bellas manos, a Venus le arrancan con violencia la balanza de las granadas; los justos no aman las palabras vacías, de ahí el juicio y el poder de los (des)hechos.

Enfrenten miedos y recuerden: ¡ni ídolos ni vellocinos! un buen ¡ojo por ojo y diente por diente! nos puede sacar de nuestro victimismo taurino.

Octubre es un tiempo ideal para deshacerse de todo aquello que ya no quieran. ¡No se corten! La espada de la justicia corta razonablemente por lo sano.

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Les deseo un feliz periodo de Adviento, ya queda poco, con todo, no dejen de celebrar, de sembrar en el corazón de sus niños todo el amor del mundo. Lo necesitamos, lo necesitaremos.

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Sofia Söderberg – Sankta Lucia

Luna nueva y a volar …

Diciembre

Y tanto, que a volar, ando tan atareada que más que andar últimamente me toca volar porque si no, no alcanzo el tranvía, o el tren, o la clase de esto o aquello, o lo del más allá, o imposible estar en dos sitios a la misma hora, o bailar en dos bodas simultáneamente mientras me preparo para el próximo sarao. Y entre tanto, un ponche de vino caliente por aquí, una tortilla de patatas por allá, el pastel de almendra bañado en azúcar blanquilla porque me olvidé de ponerle más morena, o ¡mira qué bonica que me ha quedado este año la corona de Adviento! pero ¡no! ¿dónde dejé el acebo?, ¡venga!, ¡rapidito! que quiero encontrarme con mi madre por videoconferencia, preparar el próximo capítulo del Quijote y leerme en diez minutos Noche oscura del alma. Tenía yo un maestro de niña que siempre nos citaba (según él era de Fray Luís de León pero resulta que no, que es de Galdós, Napoleón, los romanos, o vete tú a saber si no será ¡doch! del buen Fray Luis) aquello de vísteme despacio que tengo prisa pero a ver cómo se aplica una algo así cuando en tiempos como estos de lo que se trata no es de vestirse bien y bello sino de desnudarse, desnudarse del año sin prisas. Solo me ha devuelto a la tranquilidad y a la realidad parcial de la cama y la casa, otra vez, el dichoso virus que, además de ponerme freno, me ha regalado un enfado que lamento y unas lecturas algo febriles: 39 grados a la piel, Erótica celeste y luna nueva .¿Dije algo de freno? Quizás un punto aparte pero ¿dónde? Es la fiebre que no deja descanso a los sueños. El sol naciente abrió la puerta a las buenas amistades y a la siembra de buenas intenciones y, como siempre, aunque resulte algo irrisorio, volví a plantar un puñado de buenas intenciones y mucho Amor para mí y para todo el mundo porque no está el horno para bollos y porque ayer me Lucía y este mes saturnino de diciembre es además de Júpiter, Esperanza y Milagros, ¡pues eso!, Mercurio retrógrado y Marte dale que te pego pero estamos vivos, así que deseemos que sea también de Humor y Alegría.

Y a quien nada de esto le interese, de corazón, que no se preocupe, que también es ahora el momento de llevarse las palmas de las manos a la cara y cubrirse los ojos, todo se borra, las ansias, el desasosiego, las preocupaciones, hasta las guerras, sin escándalos, respira, aunque solo sean dos minutos … hermosa y envolvente oscuridad, ni buena ni mala, esa es también la realidad desnuda. ¿NADA? Dejemos pues entonces que surja de nuevo la LUZ y la PAZ, que nos sorprendan de nuevo …

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Kasai Allstars & Orchestre Symphonique de Kinshasa con Arvo Pärt: My Heart’s in Highlands

Detrás de la propia Sombra

Algodones luminosos

Estos días comunicando con mi estimada Algodoncito, alias El Refugio del Asceta, comentándome ella el proceso vital por el que está pasando, me hizo recordar a mí misma e ir a rebuscar-me en en un diario que comencé el 2014. En él recogí parte de aquel despertar y viaje espiritual en el que, quizás no con la radicalidad, la ingenuidad e intensidad de entonces, todavía me encuentro. Esta mañana, leyendo la experiencia que relata mi amiga (no se la pierdan porque ella se expresa de maravilla) me ha vuelto a llamar la atención algunos detalles de su experiencia personal y he querido rescatar algunos fragmentos de mi propio proceso que os comparto.

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… Enero, 2014

Anteanoche, cuando dormía, me despertó un porrazo enorme en el techo junto con un dolor terrible en el pie, sentí como que algo horroroso me retorcía el tobillo, algo que pretendía arrastrarme, doblegarme con el dolor, pensé en el diablo. Yo antes no creía en el diablo, en realidad, no creía en la maldad objetiva, no me cabía en la cabeza la maldad consciente pero llevo un año en el que la realidad parece estar empeñada en convencerme de lo contrario. Era un dolor insoportable en el tendón de Aquiles y una voz que  me decía: «¡Te voy a matar!», al mismo tiempo que intentaba arrastrarme. ¿A dónde?, ¿al miedo, ¿a la muerte? Le repliqué: «sigue retorciendo, como si me matas, no tengo miedo, nada puede pasarme, Dios está conmigo, me di la vuelta y seguí durmiendo».

Ayer me pasé el día llorando, un día de escalofríos, un día extraño. Hoy estoy libre, me siento libre, casi feliz, casi, porque no puede ser de otra manera, en realidad me siento tranquila; llevaba días agotada, he perdido peso y el peso es lo de menos. Sí existen los ángeles, algunos, como decía Rilke, bueno él decía, creo recordar, todo Ángel es terrible, y me digo, aunque pierda el hilo, eso depende, el Ángel de la alegría no es terrible, ese no, pero si es verdad que algunos pueden ser terribles, El del amor sensual por ejemplo, es terrible, por alguna razón, que desconozco, juega con nuestros sentimientos, a mí desde luego últimamente me tiene frita. Pero hoy estoy como una niña, me siento como una niña, hoy una niña benevolente, ¡pas terrible!, enamorada, ¡con ganas de abrazar el mundo!



18 de enero 2015

Picoteas mi corazón,
mi corazón
con ritmo de colibrí,
picoteas mi carne
palabras,
versos,
música-
reflexiones
impropias.

Oscuro y cerrado
-eres y no eres-
Sala de espejos
nada es cierto.
En tu ojo voy
muriendo.

Aquí yo,
tonta,
telúrica,
temeraria
tanteando
tus costuras
con mis dedos,
tecleando tu letra
tu piel hecha jirones
de versos,
palabras-
¡Música robada en los cementerios del amor!
¡Piltrafas!

Mientras tú
te bañas en mi sangre,
tus dedos en mi llagas,
comes de mi carne,
juegas con mi alma,
juegas con mi locura,
juegas y me quemas
juegas con el amor.

De tu boca oscura
trepa sigiloso
el silencio,
es extraño
¡pura fantasía!
pero te siento.
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«Porque aprendí a leerme a mi misma, me di cuenta que también podía leer en los demás«.
Esther Hilesum.

Pero los demás son sombras, son ojos salidos de sus órbitas, los demás son solo uno, incierto, fantasma de amor. Los demás son la locura. No. ¡gewiss!, cuerda muy cuerda, atada a la cuerda, lo siento, va sin luz, sigo sus huellas, a ciegas, el deseo de infinito, el deseo concreto que se pierde en el vacío.

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«Painted» – Duncan McDowall & Dorotea Saykaly

«Luna de niebla»

Luna de niebla he comido …

La madre

Ha pasado algo en mí, como en ese árbol que se aligeró de hojas, las mismas que le dieron la vida y ahora lo nutrirán otra vez desde su raíz. En la palma diminuta de su mano duerme pacífico el gusano. Ha sido el dolor callado, la luz argentina con su rayo, lo que en estos últimos años me ha mantenido apuntalada a la realidad. Día tras día, palabra a palabra, con todo un cortejo de cantos y silencios.

Pero hoy estoy alegre; la he sentido revivir en mí, ¡a ella!, ¡la alegría de mi casa!

El viento

Sus huesos blancos, limpios de culpa y de tierra, sus huesos amados, fueron por fin trasladados con flores de ensueños y festejos. Volverá el tiempo de bailar y reír, y yo estaré ahí para ablandar y levantar sus rígidas faldas.

¡La mano diminuta ya no se aferra a su dedo!

El agua

En noviembre, al recuerdo le abro siempre una laguna blanca que luego lleno de agua y de peces de colores, para que cuando mi Princesa venga, se siente a su orilla con una de esas miradas azul creciente y entonces, embelesada ¡simsalabim! vuelva a caer otra vez enamorada.

¡Oiga usted, Señor!

¡Llene otra vez!

¡agua de lluvia y peces de amor sin hielo y sin escorpión para mi Princesa!

¡Venga, Caballero de Pluma y Tintero!

¡Otra ronda mas de amor para todos, que estamos de fiesta!

El padre

Me comparan con el sol. Dicen que con mi sonrisa lo ilumino todo pero hay días en los que el poder de la noche me embarga y entonces, aunque sigo mi ser y mi sino, todo lo siento dolor y dentro de mí no encuentro ni una antorcha podrida que alumbre mi corazón. Ya no me desgarro la garganta cantando como antaño pero sigo celebrándola, fue carne de mi carne, mi niña, mi hija amada.

¡Por ella! ¡Mi tierra! !Mi fuerza!,

!Por estos mis dedos!, !Mis manos!

!Por la vida!

El alma

En esta oscura espera, aunque en el fondo de nuestro particular valle de lágrimas una nueva puerta dorada se abra, hay días en los que tu silencio y mi dolor me hastían. La niebla se disipa lentamente para aclarar el tiempo, se hace frío en los huesos, los huesos blancos, limpios de sangre y de tierra. Aún no han llegado las nieves pero su mano diminuta ya se agarra a la raíz. A veces pienso que todo este amor es solo cenizas y escarcha pero te prometí que en las tinieblas sería tus ojos, te prometí vivir y sentir, te prometí felicidad y volver a ser carne de otras rosas, aunque doliese, te prometí que la llevaría a la luz, ¿escuchas? Es el revolotear de la mariposa entre los tiempos, suave y misteriosa, primavera, otoño, … ¡Somos amor!

¡Luna de niebla he comido!

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Ajeet – Healing Song

«Cuando la diosa grita su dolor la tierra tiembla»

Caracol, sol sol, fragmentaria, luna, la media luna, luna de niebla y de sueños

Se pasaba días enteros rastreando toda la tierra en busca del cuerpo sin vida de su amado.  Llegaba el otoño y en las noches de angustia y memoria recordaba y comprendía entonces que aquel asesino infame había descuartizado y diseminado el cadáver.

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Rosensteige

Llevo unos días de mucho trabajo en casa; se me ocurrió que, aprovechando el festivo, cambiásemos una parte del suelo del salón de moqueta a corcho. Como no son cosas éstas que se hagan todos los días pues pudiera ocurrirte también en el intento que te olvides, por ejemplo, de pasar el cable del teléfono por debajo del marco de la puerta. ¿Y qué haces entonces? ¿Pasar? ¿Dejarlo así? Podrías pero no, de ninguna manera, en lugar de eso mejor te pasas un par de días más discutiendo soluciones: que si se podría llamar al técnico para que lo pase por otra habitación, que si se podría cortar el cable y una vez cortado intentar pasarlo y luego empalmarlo, que si lo podrías pasar por aquí, que si mejor pasarlo por allí, que si ¡joder! ¡que chapuza que hicieron los de la Telecom!, que si esto y aquello y lo de más allá… ¡hätte, hätte – Fahrradkette!, todo menos deshacer lo hecho, así que discutes hasta el agotamiento para luego, agotadas también las palabras y las perspectivas de poder llegar a pasarlo por otro sitio que no sea por donde se tiene que pasar, !qué remedio!, volver a desmontar todo el despliegue de posibilidades y todo el trabajo de unos días y comenzar a montar el suelo prácticamente desde el principio. Eso mismo hemos hecho, así que en lugar de unos festivos de bricolaje y a otra cosa mariposa pues al final ese pequeño proyecto se nos metaforseó en más de una semana de caos además de ceños fruncidos, dulcificados eso sí, con sopa de calabaza y una buena porción de paciencia.

Planear, trabajar, montar, equivocarse, bla, bla, bla, desmontar, deshacer, descomponer, corregir, amar, vivir, soñar, morir, volver a montar el suelo sobre el que pisas, repetir, corregir, bla, bla, bla, ¡immer schön geschmeidig bleiben!

¡Reina del cielo! … Oh Diosa, tú que con majestuoso resplandor de mujer iluminas todas las religiones, tú que con tus húmedas lineas de luz alimentas y haces germinar la alegre simiente, tú que al compás de los giros del sol irradias y te entregas, ¡oh tú! ¡Señora! que amparas y ayudas con tu infinito amor, levanta mi ánimo y mi adversa fortuna ¡Oh Reina del Cielo! socórreme y concédeme paz en esta hora de angustia …

(Traducción libre de un fragmento de La metamorfosis de Apuleyo.)

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Subiendo la Rosensteige hasta la abadía Stift Neuburg, con sol

Además de la sopa y las candilejas de calabaza (el suelo dicho sea de paso ha quedado estupendo) nada mejor para aplacar el espíritu como vagar por el bosque a primeras horas del día, sobre todo si después de días de lluvia y oscuridad la luna y el sol se miran por la mañana con una mirada clara. Eso ocurrió precisamente el Día de los Difuntos, fecha que suelo pasar con el corazón en un puño. Este año, sin embargo, con todo, con el caos, el cable sin pasar, sin suelo, como casi todos los años lejos de mi familia, lo he pasado con mucha paz, con caminata matutina y, en lugar de duelos y quebrantos, con muy buen ánimo, muchas chucherías, chocolatinas, repostería y hasta unas magdalenas españolas auténticas.

Todo eso, lo reconozco, influenciada por una buena disposición y un video de una amiga, Sacerdotisa de la Madre Tierra y todo un amor de mujer, que compartió en un grupo de féminas en el que participo. En él, mi amiga explicaba cómo honran a sus ancestros por estas fechas en Bolivia. Fue tal la apertura de corazón que me produjo escucharla que ni corta ni perezosa me puse a festejar yo también la fiesta de la «Wiñaypacha«, «TiempodelaEternidad«, y le monté a mis difuntos un altarcillo alegre orientado al este, con un festín como a ellos les gustaban, jocoso y muy dulce. Además, tal amorcillo sentí con todo lo que nos contó sobre esa sabiduría ancestral andina, que, entusiasmada, me puse a enviar el video a mi madre y demás familiares para que, en lugar de sentirse tristes, celebraran y honraran a nuestros muertos con alegría, agüita, con fuego, cantos, dulces y por todo lo alto.

(Si todo esto les suena poco serio no es por que no lo sea sino que es por mi natural; soy así, de entrada algo pollina. Una de mis hermanas ha llegado a llamarme «Pepita la fantástica», la otra me dice que llevo puestas las gafas rosas todo el año, la otra me ve desde el otro lado y se sonríe y la mayor no sale de su asombro conmigo. Desde aquí aprovecho para mandarle un besito, se que me lee con muy buenos ojos y además está cuidándome una gatilla que se refugió en una especie de cobertizo que tiene mi padre en el huerto, una minina tricolor y peluda, muy pequeñita que ahora resulta que al llevarla al veterinario le han dicho que está muy sana y embarazada, mira por donde que sin ser madre otra vez voy a ser abuela. La vida te da sorpresas, … lo dicho, ¡por favor, no abandonen a sus animales! mi cuñada se encontró estos días una perrita abandonada, ¿qué nos lleva a abandonar a un ser querido? , lo dicho, un besico y muchas gracias, hermana.)

Sobre la sabiduría andina de honrar y ponerse en armonía con los difuntos me contaba otra amiga que la lluvia es una buena señal en estos días porque la traen consigo los difuntos; con ella nos prometen algo así como fertilidad para los cultivos, tiempos de abundancia. Éste detalle de la lluvia y los ancestros me ha causado también mucha felicidad; recordé que mi abuelo Miguel solía decir que a las buenas personas las acompaña la lluvia cuando mueren. Me resultó curiosa esta coincidencia de la lluvia y la muerte. Mi abuelo no venía de los Andes sino del altiplano granadino. Él mismo murió en pleno verano y a la memoria me vino que yo, que entonces era una adolescente de esas rebeldes con y sin causa, me vestí totalmente de rojo para su entierro, ese día, además llovió y recordando sus palabras me alegré internamente. Mi abuelo murió ya muy mayor y por aquellos entonces, yo no creía en la muerte como tal, la muerte del cuerpo sí pero no la del espíritu, no la del alma.Tampoco creía en el infierno así que nuestros llantos me parecían puro egoísmo. Quizás no andase tan desencaminada, basta con echar un vistazo al mundo para darse cuenta que el infierno esta aquí, en los otros sí pero también nosotros somos «los otros».

Años después murió mi abuela Luisa, la mujer amada de mi abuelo Miguel, cuando menos te lo esperabas, mi abuelo, en vida, volvía de su paseo con una rosa, para su Luisa, no solo era una buena persona, un buen padre, un buen marido, era además, un romántico. ¿Buena persona? bueno, lo soy a ratos pero si alguien se pregunta de quién heredé estas gafas de cristales rosas que luzco, que no le quepa la menor duda, de mi abuelito Miguel, que en paz descanse, por heredar heredé hasta su nariz para poder llevarlas sin deslices, las gafas, el rosa, con dignidad. Pero yo ya estaba muy lejos, cuando mi abuela murió, estudiando y trabajando. Para no afligirme por no poder estar en esos momentos tan tristes con la familia, no quisieron decirme nada de su muerte hasta que pasaron unas semanas. Cuando por fin me enteré de su muerte, aquella misma noche se me apareció a eso de la duermevela pero no como la conocía, en su cuerpo, sino en forma de energía que sentí en ese chacra que nos conecta y representa el elemento tierra, el chacra de la raíz. Mi abuela Luisa vino a despedirse y a consolarme por no haber podido ir a su entierro, me decía que no me apenase por eso, que vendrían tiempos mucho mas dolorosos, pero que fuese fuerte porque algún día pasaría el daño y volvería a mi tierra, a mi raíz, con los míos.

Aquello me dejó totalmente avergonzada y perpleja, hoy por hoy ya no me da ninguna vergüenza haber sentido aquello, hoy lo entiendo. Todo esto y mucho más recordaba el día de los muertos, mezclado además con una de las lecturas que me tenía ocupada esos días: La metamorfosis, o El asno de oro de Apuleyo. En fin, que mi Rucio de las estrellas, el que yo buscaba, se puso a llorar y rogar a la diosa. Creo que fue el dolor y la pérdida, entre otras circunstancias lo que me impidió ser madre. Fue paseando bajo la lluvia que algo se ablandó en mí y lo sentí así.

La misma senda pero con lluvia

La han llamado de muchas maneras, Pesununtica, Minerva, Venus, Diana, Proserpina, Ceres, Juno, Bellona, Hécate, Ranusia … pero su verdadero nombre es Isis, madre de la naturaleza y la tierra, señora del fuego, del agua, del aire, generadora del tiempo y reina de todos los difuntos, diosa de la vida, favorecedora de los desdichados, madre de las estrellas, eterno femenino, Reina del Cielo, de la esperanza y del amor, creadora, protectora, sanadora y liberadora del dolor y los miedos, ¡Gran Madre! ¡Tara Verde! ¡Pachamama! ¡Shekinah!   

¡Heurekamen, synchairomen!

Había estado un buen rato relinchando y llorando por las estrellas hasta que por fin, después de implorar  a la Reina del Cielo, Rucio se quedó dormido sobre una nube verdosa. No había comenzado aún a soñar las rosas de la abundancia derramándose por el blanco cuello de la diosa cuando la misma lluvia lo despertó. -Despierta ¡oh Rucio! ¡Despierta!  

Yo también desperté, hace unos días, con luna, con sol, con dulzura y alegría, sedienta de tierra, abuelas y abuelos, de padre, de madre, de hermanas y hermanos, de hijos e hijas, sedienta de vida y de muerte, entera, como hoy, sedienta de trinos, de trino, de lluvia, de barro y de pájaros, sedienta de amor y de flores, sedienta de todo lo que verdeguea.

¡Saturno vuela!

***

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